El origen del Garbanzo lo hallamos en el Mediterráneo Oriental, en Turquía o en Siria en donde eran recolectados junto con otros cereales y legumbres. La antigüedad de este cultivo es de hace unos 10.000 años, pues parece ser que algunos pueblos de Oriente lo cultivaron en ese período. Y desde estas tierras su cultivo se fue extendiendo por todo el Mediterráneo, hacia Europa, posteriormente a África, en las regiones de Etiopía y Ghana, y a América, traída por los colonizadores desde Europa. En Egipto, se tiene constancia de la existencia del garbanzo entre 1580 y 1100 a.C. donde se le conocía con el nombre de ‘ cara de halcón ’, por su parecido a la cabeza de este animal, y se cocinaban poniéndolos en remojo para después cocerlos o freírlos con especias antes de hacer un guiso con ellos.
Nutricionalmente los garbanzos tienen carbohidratos de absorción lenta y fibra, por lo que es muy saciante. Además, tiene ácido fólico, que favorece la circulación y el corazón. Contienen otras vitaminas del Complejo B, que fortalecen y nutren el sistema nervioso; y también poseen una gran riqueza en minerales, como potasio, fósforo, magnesio, zinc, hierro y calcio. Es así, que su consumo semanal se hace altamente recomendable.
Ingredientes (para 2 personas):
- 200grs. de garbanzos cocidos.
- 2 patatas cocidas.
- 8 tomatitos cherrys.
- Mezclum de lechugas.
- 20ml de vinagre de manzana.
- 60ml de aceite de oliva.
- Pizca de sal.
- 1 cda. de mostaza a la antigua.
- 1 cda. de semillas de sésamo.
- En un bol mezcla el mezclum de lechugas, las patatas cocidas, los garbanzos cocidos y los tomatitos cherrys.
- Para la vinagreta de mostaza y semillas de sésamo, mezcla el vinagre, el aceite, la sal, la mostaza y las semillas de sésamo. Bate hasta obtener una textura densa.
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